— Diga'm?
— Soy Salazar, el gitano.
La concreció era del tot innecessària.
— Dime, dime...
— Oye, que ha llegado a casa una carta del juzgado diciendo que hay no sé qué juicio en mayo.
— Sí, el juicio de tu hijo.
— ¿Del chiquillo?
El chiquillo té els ous peluts.
— Sí, Salazar, el juicio de tu hijo.
— Pero a ver, ¿no habíamos quedado que eso estaba arreglado?
— Estas cosas no se arreglan así como así.
— ¿Pero la jueza no había dicho que lo del chiquillo eran cosas de niños y que lo podíamos dejar correr?
— No, la jueza nunca ha dicho nada de eso... aunque hubiera estado bien.
Salazar coneix el secret per desbloquejar el sistema judicial.
Només ens caldria que et fiquessis en "cosas de niños" per mantenir-nos ben interessats.
ResponEliminaNiños, niños... venid a mí!
ResponEliminaI el juí del pobre gitano serà amb un jurat seriós. Això, com a mínim, deu ser racisme.
ResponEliminaAl gitano el jutjaran Camps i Costa.
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