Fa unes setmanes
vaig presenciar un fet curiós al jutjat mentre la fiscal, molt
disciplinada però amb bigot, interrogava un testimoni que havia
d'implicar el meu client en un robatori:
— ¿Puede
decirnos qué pasó?
— Pues, no sé,
estábamos allí y tal y él vino y nos dijo no sé qué del móvil.
— ¿Perdón?
Per la cara que
posà la fiscal, em féu la impressió que havia patit un ictus.
— Pueeees... que
estábamos allí y tal y él vino y...
— ¿Se da cuenta
de que eso no significa absolutamente nada?
— ¿Qué?
— Que tiene que
expresarse mejor, porque 'y tal' y 'no sé qué' no significan nada.
En aquell moment
haguera besat la fiscal, amb bigot i tot.
— Empecemos.
¿Dónde estaba usted y con quién?
— En el parque.
Con El Charly.
Això ja explicava
moltes coses.
— ¿Y qué pasó?
— Pues
que llegó El Pera y nos dijo “Eh, vosotros, no sé
qué”
— ¿Les dijo “No
sé qué”?
— Bueno sí, nos
dijo que le diéramos el móvil y eso.
Al final, però, la
fiscal aconseguí el que buscava.
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