Lo
llaman matrimonio y sí lo es
No
hace mucho tiempo en España tuvimos que ver como la caverna
política, eclesiástica y mediática salía a la calle domingo sí y
domingo también para protestar porque alguien decidió que los
derechos civiles que genera el matrimonio deberían extenderse a
todas las uniones análogas, independientemente del lugar y de la
posición que ocuparan en la cama.
Esta
gente clamaba contra la igualdad de derechos de una forma tan natural
que aún hoy da miedo y algunos llegaron al extremo de recurrir al
Tribunal Constitucional porque consideraban que hacer la declaración
de la Renta de forma conjunta, por ejemplo, era un derecho que sólo
correspondía a unos ciudadanos y no a todos.
Abro
paréntesis. Recuerdo que una amiga, muy afectada por estas tesis
reaccionarias, llegó a decirme “Es que mi matrimonio ahora vale
menos”. Cierro paréntesis.
Reabro
paréntesis. Sí, yo también tengo amigos idiotas. Recierro
paréntesis.
Me
gustaría saber qué opina toda esta morralla que protestaba por la
extensión de derechos ciudadanos a personas que hasta entonces no
los tenían ante Casados a primera vista, el último estreno
de Antena 3, porque el programa ofrece lo que promete: gente
desesperada por casarse accede a hacerlo con un desconocido a cambio
de un viaje, de salir en la tele y de quedar en evidencia ante toda
España. Los recién casados tienen un mes para ver si el apaño
funciona, si es así pueden seguir casados; si no, se divorcian y ya
está.
Podríamos
preguntarnos si el programa supone la banalización extrema de la
institución matrimonial, pero vamos a ser serios: a nadie le importa
este show y la verdad es que casarse por dinero y por salir en
televisión es tan buen motivo para hacerlo como cualquier otro.
Columna
publicada en Levante-EMV, l'11 de març de 2015
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