Fargo, per Paula Bonet
Transparent
y Fargo
Hace
demasiado tiempo que el cine sobrevive gracias a secuelas, precuelas,
trilogías innecesarias y, sobre todo, películas de superhéroes.
Con un panorama tan desolador y poco atractivo para seres
plurineuronales no sorprende que cada vez sea más difícil
encontrar, cuando se acercan estas fechas, los clásicos listados con
las mejores películas del año.
Justo
lo contrario ocurre con las series de televisión: no hay bloguero,
tuitero o cantamañanas que no haya hecho su top ten de 2014
con las series que uno tiene que ver sí o sí. El mundo de las
series continúa viviendo su época dorada y los actores, los
directores, los productores, los guionistas y, en definitiva, el
talento han abandonado Hollywood para buscar cobijo en las grandes
cadenas americanas de pago.
Abro
paréntesis. No estoy descubriendo la pólvora: fue Boyero el que
dijo que The Wire, con sus 65 horas de duración, era el mejor
cine que había visto en los últimos años. Y a Boyero le pagaban
por escribir de cine. Cierro paréntesis.
2014
ha sido un gran año para las series. Como lo fueron 2013 y 2012. Y
hasta 2011 o 2010. Este año las grandes como Juego de Tronos
han estado a la altura, Mad Men nos ha regalado la primera
parte de su última temporada (!), hemos descubierto Looking y
Transparent, Homeland, House of Cards y The Walking
Dead se marcaron excelentes temporadas, y hemos asistido al
estreno de True Detective y Fargo. Ah, y también se
despidieron The Killing y The Newsroom.
El
nuevo gran cine se ve en pantalla pequeña y aunque el que aquí
escribe sea incapaz de hacer un listado con las diez series
imprescindibles de 2014, creo que puedo permitirme recomendar las dos
que más me gustaron: las tenéis en el título de esta columna.
Columna publicada a Levante-EMV, el 31 de desembre de 2014
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