Televisión
en campaña
El
lunes tuvo lugar el último de los tres debates televisados de las
primeras elecciones que sufriremos en España este año. En esta
ocasión el debate tuvo lugar en la televisión pública española y
reunió sólo a los candidatos de las tres fuerzas que ya existen en
el parlamento andaluz, a pesar de que todas las encuestan auguran que
el mapa político de Andalucía cambiará a partir del domingo con la
aparición de dos fuerzas nuevas.
En
este sentido, los medios públicos son un mecanismo más de lo que se
conoce peyorativamente como el sistema para salvaguardar su
propia existencia: la publicidad electoral se reparte de acuerdo con
los resultados de las últimas elecciones y en los telediarios la
información sobre la campaña se adecúa igualmente al porcentaje de
voto que se obtuvo cuatro años antes, de forma que se intenta
silenciar a las nuevas formaciones que puedan surgir.
Abro
paréntesis. El reparto de los tiempos en los informativos ha llevado
a muchos profesionales a no firmar sus informaciones por
considerar que no se adecúa a principios profesionales, sino
políticos. Cierro paréntesis.
En
la era de Internet, con las redes sociales convertidas en la nueva (y
mejor) televisión estas limitaciones ya no sólo resultan inútiles
para el sistema, sino también contraproducentes, porque
alimentan el descrédito de los grandes partidos que lo sustentan y
del que maman de forma recelosa.
Las
andaluzas serán las primeras, pero luego vendrán las autonómicas y
municipales, después las catalanas y las generales a final de año y
en todas se repetirá el mismo patrón: los grandes partidos se
repartirán los tiempos de publicidad y de información en televisión
mientras los pequeños que quieren dejar de serlo se volcarán en los
nuevos canales de comunicación.
Y
seguro que les irá mucho mejor.
Article
publicat en Levante-EMV, el 18 de març de 2015
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